viernes, 18 de diciembre de 2009

Innovación y gestión del cambio

Innovación y gestión del cambio

En el módulo GESTIC de la “Diplo” hemos estudiado como manejar los procesos de implementación de las TIC en el ámbito escolar, además de ejemplos prácticos de proyectos volcados a la inclusión de TIC en la escuela. La introducción del uso de la tecnología implica mucho más que actualizar o adaptar las herramientas de enseñanza a los nuevos recursos tecnológicos disponibles en el mercado. Si bien es posible adaptar o sustituir tecnologías meramente –por ejemplo sustituir el pizarrón por pantalla y proyector- el nuevo contexto económico, social y tecnológico cobra acciones innovadoras. La introducción de las TIC en la escuela implica en un cambio de cultura, y por consiguiente en una serie de conflictos, inseguridades, dudas y miedos que están innevitablemente vinculados al cambio. Chris Dede va más allá todavía y sugiere una “reforma sistémica (es decir, la innovación simultánea, sostenida y a gran escala del currículo, la pedagogía, la evaluación, el desarrollo profesional, la administración escolar, los incentivos y los acuerdos para promover la educación entre escuelas, comercios, hogares y ámbitos comunitarios)”. La lógica de esta reforma sistémica está en el hecho de que no es posible incorporar recursos tecnológicos a la enseñanza de manera eficaz sin afectar la estructura curricular, pedagócia y organizacional de alguna manera.

Para mitigar la incertidumbre y arrojar un poco de luz en el camino de transición disponemos de herramientas de gestión, planificación y control, que permiten una incorporación gradual y coherente de los cambios propuestos. Además están los relatos de experiencias pioneras que son de muchísimo valor, pues la principal causa del miedo y de la inseguridad ante el cambio es el desconocimiento. El conocimiento no elimina la incertidumbre –que es implícita al nuevo- pero puede eliminar la inseguridad y los miedos relativos al cambio.

Entre los proyectos que podemos citar están el proyecto INTEGRA del IIPE –Instituto Internacional de Planeamiento de la Educación- (IIPE, 2006), y la experiencia de la Red TELAR – iEARN (PEREZ et al., 2001).


El proyecto INTEGRA detectó el papel fundamental de los líderes en los procesos innovativos y por eso focalizó los directivos de las esculas. Así pues generó un conjunto de herramientas de gestión a modo de guías orientativas. En la Red TELAR fueron investigadas dos escuelas prioneras, y los resultados de la investigación publicados en artículo que demuestra ser el compromiso de directivos y docentes con el cambio el factor de éxito más importante. Si bien propone un amplio conjunto de recomendaciones que tocan diversos puntos, tales como gestión, liderazgo, capacitación y financiación, los relatos dejan en claro el rol central de los líderes.


Especificamente aplicados a la gestión de TIC, existen modelos internacionales extensos y complejos (CMMI para desarrollo de software, Cobit para gestión de TI, y ITIL para infraestructura, operación y manutención de TI) que pueden aportar a la gestión de TIC en el ámbito educativo. En parte el modelo de diagnóstico propuesto por INTEGRA guarda muchas similitudes con los modelos recién comentados. Las planillas de diagnóstico sirven tanto para el diagnóstico como referencia para la planificación hacia niveles de integración de las TIC más avanzados. Las planillas no determinan qué acciones concretas deberían ser tomadas, ni cómo serán implementadas. Tampoco establece un orden específico para avanzar, lo que termina favoreciendo la autonomía, la creatividad, y libertad de elección.


Sin embargo, aunque los modelos sean útiles son limitados porque se tratan de generalizaciones, que para cada caso requieren adaptaciones y ajustes. Además, la gestión de las TIC en instituciones educacionales reúne conocimientos de tres areas distintas (gestión, educación y tecnología), siendo compleja por naturaleza. Por eso los proyectos de incorporación de las TIC deben ser preferentemente formados por equipos multidisciplinarios. Los puentes entre cada una de las areas de conocimiento involucradas pueden ser docentes con mayor conocimiento de TIC, ingenieros con experiencia docente o de gestión, o directivos de escuelas con experiencia en proyectos de implementación de las TIC. Cuanto más experiencia, tanto mayor será la probabilidad de éxito en la conducción del cambio.


El proceso de cambio.


Beer, Eisentat y Spector (BEER et al., 2000) indican 6 pasos para conducir un cambio de manera exitosa. Si bien tienen su mirada focada en la gestión empresarial, algunos supuestos son también válidos para el ámbito educacional. El primer paso apuntado por ellos es generar comprometimiento del equipo a través de un diagnóstico compartido. El diagnóstico revela las necesidades que son el motor de la innovación. Sin un diagnóstico en claro el cambio no se sostiene, y si no hay participación del equipo no hay comprometimiento con la solución que el grupo elija dar para los problemas encontrados.


En segundo lugar es necesario desarrollar una visión compartida sobre cómo organizar el trabajo hacia las metas establecidas.


En seguida hay que establecer consenso para una nueva visión, generar competencia a través de la capacitación del equipo, y cohesión para cruzar el puente. En este proceso es esencial el liderazgo para mantener el grupo coheso y orientado.


En cuarto lugar está la necesidad de esparcir la “revitalización” por todas las areas, sin presión desde arriba.


En quinto lugar es necesario institucionalizar la revitalización a través de nuevas políticas, estructuras organizacionales y sistemas nuevos.


Por fin cabe monitorear y ajustar las estrategias en respuesta a problemas encontrados durante el proceso de revitalización.





BIBLIOGRAFIA.

BEER, Michael & et al. (2000) Por que programas de mudança não produzem mudanças. In: Robert Howard (org.), Aprendizado organizacional: gestão de pessoas para a inovação contínua (pp. 229 – 244). Rio de Janeiro: Campus.


DEDE, Chris (2000) Aprendiendo com tecnologia. Barcelona: Paidós.


PEREZ, Paula & et al. (2001) Aprendiendo de los pioneros: una investigación de las mejores prácticas de la Red TELAR. In Internet y Sociedad en América Latina y le Caribe; Marcelo Bonilla y Gilles Cliche editores. Quito: FLACSO Ecuador – IDRC.


IIPE Unesco (2006). INTEGRA: Políticas Públicas para la inclusión de las TIC en los sistemas educativos de América Latina. Buenos Aires: IIPE.


martes, 18 de agosto de 2009

Las dimensiones de una buena enseñanza (Módulo EATIC)

Quisiera empezar con una reflexión del texto de Dino Salinas, con la cual estoy totalmente de acuerdo: “(…) nos encontraremos frente a una buena enseñanza en la medida en que tras ella haya buenos profesores y profesoras, no sólo objetivos, contenidos, métodos y criterios de evaluación bien formulados y ordenados.” (SALINAS, 1994)

Aunque el esfuerzo de establecer estándares mínimos de cualidad para la enseñanza obligue a los administradores responsables por la definición de políticas educacionales establecer en el currículo los parámetros para la orientación y verificación de dichos estándares, el rol del profesor sigue siendo fundamental. Las técnicas, guías, modelos son necesarias y muy importantes para el buen desempeño docente, pero la instancia íntima del docente como individuo participante activo en todos los procesos de enseñanza-aprendizaje no puede ser descartada. Tampoco la de los alumnos puede ser. El aula es un espacio de participación activa, muy dinámico y constante generador de estímulos, y por eso son todos susceptibles a estados emocionales diversos, como frustración, miedo, inseguridad, etc. El éxito en el enfrentamiento de estas realidades íntimas también define la calidad de la enseñanza.
Basado en este razonamiento, agregaría una alternativa más a las propuestas por Gvirtz y Palamidessi (Gvirtz & Palamidessi, 1998) para describir una buena enseñanza: aquella que permite y estimula, además de los logros en la formación personal, cultural, científica y social de los estudiantes, la constante mejora de los profesores en sus niveles de bienestar, motivación y capacidad profesional. Obviamente no busco con eso una conclusión o una respuesta terminante, sino agregar un condimento más al debate planteado por los autores. Son muchas las dimensiones de una buena enseñanza, e igualmente variadas son las respuestas válidas.

En este sentido, el texto de Gvirtz y Palamidessi es una invitación a la reflexión sobre la actividad docente. Si bien enfoca la tarea de planificación de la enseñanza, cada acción debe ser analizada según su adecuación al contexto y su coherencia -presunta y efectiva- con los objetivos a que fueron propuestas. O sea, el hecho mismo de programar la actividad docente implica pensar en la propia actuación docente.

La calidad de la planificación es una de las dimensiones de una buena enseñanza. Durante el proceso de planificación, el docente debe considerar 3 fuerzas condicionantes: el contexto social e histórico de la situación de enseñanza en que está inserto, el carácter complejo y en cierta medida impredecible de la situación de enseñanza, y los distintos niveles de decisión y de diseño del sistema educativo. Asimismo, la planificación debe ser científica/reflexiva, práctica y pública (Gvirtz & Palamidessi, 1998). Además de las variables del entorno educativo, Gvirtz y Palamidessi proponen 8 variables relacionadas directamente con la planificación, y que pueden ser tomadas a modo de guía: las metas, objetivos y expectativas de logro; la selección de contenidos; la organización y secuenciación; las tareas y actividades; las selección de materiales y recursos; la participación de los alumnos; la organización del escenario; y la evaluación de los aprendizajes.

Cada una de las variables citadas anteriormente conlleva sus propias reflexiones e interrogantes. Sin embargo, hay un aspecto de la evaluación que fue apenas mencionado en las reflexiones sobre las tareas y actividades (pág. 198), y que merece atención particular: la evaluación del conocimiento previo de los alumnos. Muchos proyectos fallan por presumir determinadas condiciones que no se verifican en la práctica, y me parece muy importante establecer una instancia de evaluación previa que permita diseñar estrategias capaces de potenciar el aprendizaje por parte de los estudiantes. Gardner propone la evaluación como un rasgo fundamental del sistema educativo (pág. 48). Si bien parta de presupuestos distintos y esté orientado a la evaluación de las inteligencias (y consecuentemente de los modos de aprendizaje de cada individuo), él sostiene que la intervención pedagógica puede ser optimizada si se estimulan adecuadamente distintos módulos de inteligencia, favoreciendo así el aprendizaje (GARDNER, 2008).

En lo que se refiere a la selección de materiales y recursos, las reflexiones de Gvirtz y Palamidessi complementan, desde una instancia filosófica, el texto de Begoña Gros sobre la selección de medios (informáticos), y coinciden en que “no se puede separar continente y contenido” (Gvirtz & Palamidessi, 1998; pág. 200). El diseño mismo de software educativo “debe estar precedido por una forma de entender el proceso de enseñanza-aprendizaje”. Por eso la selección de los recursos tecnológicos deben considerar todos los aspectos implícitos en cada herramienta (diseño gráfico, contenido, formas de acceso y de interacción, etc.) (GROS SALVAT, 2000).

Para finalizar, una bueña enseñanza es también aquella que permite a los estudiantes generar un sentido personal de autoconfianza y autonomía. La “imagen” que proponen Gvirtz y Palamidessi de la enseñanza como “una acción de ‘andamiaje’ y ‘retirada’” (pág. 187) me parece muy acertada. La buena enseñanza no puede generar dependencia, ya que toda intervención pedagógica es finita. Está claro que el éxito no está solamente en los resultados objetivos, sino también en el proceso y los aprendizajes subjetivos que son posibles por el hecho de formar parte en el proceso.



GARDNER, H. (2008). Inteligencias múltiples: la teoría en la práctica (1 ed.). (M. T. Nogués, Trad.) Buenos Aires: Paidós.

GROS SALVAT, B. (2000). Los productos informáticos: ¡tantos y tan variados! In: B. GROS SALVAT, El ordenador invisible. Barcelona: Gedisa.

GVIRTZ, S., & PALAMIDESSI, M. (1998). La planificación de la enseñanza. In: S. (. Pironio, El ABC de la tarea docente: currículo y enseñanza (pp. 175 - 206). Buenos Aires: Aique Grupo Editor.

SALINAS, D. (1994). La planificación de la enseñanza: ¿técnica, sentido común o saber profesional? En J. F. Angulo, & N. Blanco, Teoría y desarrollo del Currículo (págs. 135 - 160). Málaga: Aljibe.

domingo, 31 de mayo de 2009

Bienvenidas

Este blog nace con el propósito de albergar textos y si posible debates sobre Educación y Nuevas Tecnologías, resultantes de estudios y actividades de la Diplomatura Superior en Educación y Nuevas Tecnologías de FLACSO en Argentina. Esta es la 6ª Cohorte, año 2009.

Sobre el nombre del blog. Se trata de un juego de palabras ("trocadilho" en portugués, o "pun" en inglés) que toma la idea de bits como pequeñas porciones o trozos, y al mismo tiempo tiene una conotación tecnológica ya que en Computación el bit es la representación de la menor unidad de información posible. Así que este blog se propone a presentar "pequeñas porciones" de contenido relacionado a la Educación y el uso de la tecnología con fines educativos.

¡Les doy a todos las bienvenidas!